Aunque probablemente todo el mundo ha escuchado hablar alguna vez sobre avales bancarios, se trata de un término del que, en muchos casos, se desconoce su significado. Por ese motivo, hoy te explicamos en este artículo todo lo que necesitas saber sobre el tema.
En primer lugar, hay que conocer la definición y los tipos que existen. Un aval bancario es una operación mediante la cual la entidad financiera avala al cliente frente a un beneficiario como garantía de que cumplirá sus obligaciones y compromiso de responder por sus actuaciones.
Según las condiciones que ofrecen, existen diferentes tipos de avales, siendo tres los más relevantes:
Si te estás planteando solicitar un aval bancario, existen requisitos que se deben conocer previamente. Se trata de una operación que conlleva un riesgo, ya que la entidad bancaria se compromete a cubrir a alguien frente ciertos gastos o problemas con los organismos públicos. Por lo tanto, es necesario para los bancos pedir ciertos requisitos en sus clientes, aunque son bastante sencillos.
El principal requisito que piden todos los bancos a la hora de conceder un aval tiene que ver con la economía personal. Si vas a solicitar esta operación por cualquier motivo, la entidad deberá comprobar la solvencia del cliente para asegurarse de que puede afrontar la deuda que quiere adquirir.
Para los avales, es necesario presentar previamente a la entidad la cifra exacta que el cliente le deberá al beneficiario y cuánto tiempo tiene para pagarla. De cualquier forma, la entidad bancaria revisará que es algo que el cliente puede permitirse.
En resumen, los pasos a seguir para solicitar un aval bancario son los siguientes:
En muchos casos, además, el banco pide que se deje un depósito. De esta forma, en caso de impago por el cliente, se puede recurrir a la cifra que se había mantenido como depósito para cubrir parte del total de la deuda.
Por último, hay que tener en cuenta que es necesario ser precavido con la cláusula de ejecución a primer requerimiento, ya que este punto permite al beneficiario ejecutar el aval sin necesidad de justificarlo de ninguna forma. Se la conoce también como aval de ejecución a simple demanda. Siempre que sea posible, lo más recomendable es evitar utilizar esa cláusula en el contrato y, para poder hacerlo, siempre se debería firmar cada condición del contrato una a una.
Aunque pueda parecer una operación compleja, es algo cada vez más habitual ya que se solicita en aspectos tan cotidianos como casi todas las operaciones de alquiler de una vivienda, por ejemplo.
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