

El Gobierno ha cambiado sus previsiones de crecimiento sólo una semana después de las elecciones europeas. Antes, sólo ellos se lo creían, o hacían que se lo creían. La realidad les ha dejado sin excusas y han tenido que recular para volver a ofrecer unas más realistas. Como consecuencia, lo mínimo que se puede decir es que su credibilidad tienen algunas lagunas. Hacerles caso es una cuestión de fe, o de afinidad política.
El organismo más creíble hasta el momento es el Fondo Monetario Internacional (FMI), que debido a lo inestable de los momentos que vivimos se ve en la obligación de actualizarlas un mes sí y otro también. En su últim estimación para el 2010 sobre el crecimiento de la economía mundial, la sitúal a un 2,4% desde el 1,9% proyectado en abril, gracias a las medidas de estímulo tomadas en los últimos meses.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, ha declarado con cierta rotundidad que muchas pérdidas del sector financiero todavía no han sido reveladas. Sigue creyendo "que la recuperación se empezará a producir en la primera mitad del 2010", pero añadió que "esto sólo es posible si se aplica la política adecuada". Strauss se sinceró al admitir que muchas de las cifras en los países más pobres "realmente dan miedo" y reflejan "que el drama es mucho mayor que en los países desarrollados". También advirtió que la recuperación de la crisis depende de que el sistema financiero sea "limpiado" lo antes posible, pero alertó que la velocidad del proceso es "demasiado lenta".