

Con este ajuste presupuestario, que se aplicará a partir de 2013, se intentará reducir su deuda actual en unos 46.000 millones al año, ya que actualmente, ésta supone el 120 % de su Producto Interior Bruto (PIB). Situación insostenible para el país transalpino y que le impide cumplir con el Plan de Estabilidad europeo, que sitúa el límite entre el endeudamiento de un país y su PIB en un 60%.
Con este plan, el gobierno hace caso de las recomendaciones de algunos organismos como la OCDE, que instaba a Italia a iniciar una serie de reformas económicas, así como para evitar la presión de los mercados internacionales. La agencia Standard & Poor’s ha señalado recientemente la situación crediticia de Italia y ha rebajado de estable a negativa la nota respecto a su calificación crediticia. El propio ministro de Economía, Giulio Tremonti, ha señalado la necesidad de reducir el gasto público, a pesar de estar en un momento de poco crecimiento económico. Una situación que, como comentábamos al principio, empieza a resultar similar a la que ya están sufriendo muchos países de la zona Euro.
Este recorte presupuestario que acometerá con este plan de ajuste se une al que ya aprobó hace un año el Gobierno italiano por un valor total de 24.000 millones de euros. Una medida que no va a permitir reducir los impuestos, tal como ha señalado su tribunal de Cuentas. Además, la crisis económica que sufrió en el período 2008-2009, que provocó una gran recesión en aquel país, provocó una pérdida de 140.000 millones de euros en su Producto Interior Bruto. Una situación muy complicada para Italia, que puede ver limitar su crecimiento económico en los próximos años.