

El Código Técnico de la Edificación (CTE), el Real Decreto 312/2005 (Euroclases) y el Real Decreto 110/2008, que regulan la protección del continente (edificio) y del contenido (moquetas, cortinas o revestimientos), dan cuenta de la instalación de materiales de protección contra incendios que puedan garantizar la estabilidad y resistencia del edificio a la acción del fuego.
Ventajas de la protección pasiva para tu negocio
Para eliminar o, al menos, reducir el origen y las consecuencias de un incendio nos encontramos con las medidas activas y pasivas de protección frente a este tipo de amenazas, que hemos de considerar cuando vayamos a levantar un nuevo negocio.
Más concretamente, las medidas de protección pasiva tienen como principal objetivo obstaculizar el origen o limitar la propagación del incendio, minimizar al máximo los efectos de tales amenazas sobre los elementos estructurales del edificio y, por consiguiente, facilitar la evacuación de sus ocupantes y el acceso a los equipos de intervención.


Presentado como el escudo perfecto contra la acción del fuego, esta clase de protección se apoya en tres pilares fundamentales. Uno de ellos guarda relación con la resistencia al fuego, una solución perfecta para evitar la propagación del mismo en el interior del establecimiento a partir de la disposición de barras constructivas. Este grado de resistencia que puede ofrecer este tipo de medidas permitirán conservar durante un tiempo determinado el aislamiento térmico, la estanqueidad, la estabilidad y evitarán la emisión de gases inflamables.
Otros de los aspectos básicos en los que se apoya la protección pasiva son la reacción al fuego de los propios materiales, así como la evacuación o las áreas de confinamiento en un lugar seguro del interior hasta la llegada de los equipos de emergencia.
Soluciones de protección pasiva contra el fuego
Podemos toparnos con diferentes formas de protección pasiva. Así, por ejemplo, disponemos de componentes o productos como puedan ser la pintura, las placas o el mortero de proyección que se aplican a la estructura portante como puede ser el pilar, la viga, el falso techo o el muro de carga. Su principal finalidad será reforzar la estabilidad frente al fuego a la que hacíamos referencia en líneas anteriores.


Pero, más allá de evitar el colapso del edificio, también contamos con una serie de elementos que serán de utilidad para evitar la propagación del fuego como es el caso, por ejemplo, de los sellados. Este tipo de soluciones evitan que las llamas, los gases inflamables o la temperatura pasen a una parte u otra del sector de incendio del edificio a través de los huecos de pasos de las instalaciones.
Otra medida es a través de placas y paneles para construir elementos y sistemas resistentes al fuego como puedan ser las puertas cortafuego, que actúan de barrera contra este tipo de amenazas. Este tipo de puertas deben de cerrarse de forma autónoma por lo que deben tener autocierre.
Igualmente, existen barreras de humos, exutorios y ventiladores que sectorizan y evacúan los gases inflamables del edificio, retrasando al máximo el calentamiento estructural.
¿Habéis contemplado las medidas de protección pasiva contra incendios antes de levantar vuestra propia empresa? Si no lo habéis hecho deberíais planteároslo.