

Zara opera en 78 países de los cinco continentes con más de 1.700 tiendas y si sumamos el resto de marcas que forman el grupo Inditex (Massimo Dutti,Zara Home, Bershka, Stradivarius...) estaríamos hablando de más de 5.000 tiendas, que le permitieron obtener durante el año 2010 unas ventas de más de 12.500 millones de euros.
Para su debut en el continente australiano Inditex se ha unido al empresario local Peter Lew. La firma fundada por Amancio Ortega controlará el 80% de la sociedad de Zara en aquel país, mientras que el 20 % restante estará en manos de su socio.
La empresa con sede en Galicia sabe como pocas, lo importante que es una buena localización para sus tiendas, por lo que, para esta tienda ha elegido el centro financiero de Sidney. Está ubicada en la calle peatonal de Pitt Street en el complejo comercial Westfield. El edificio de tres plantas, que tiene una fachada de más de 22 metros y seis escaparates, cuenta con más de 1.400 metros cuadrados distribuidos en tres plantas.


La apuesta de Inditex por Australia es clara, como demuestra la inminente apertura de su segunda tienda Zara. En este caso en la ciudad de Melbourne, y también en una ubicación privilegiada en la calle Bourke, en el centro de la ciudad.
La compañía adaptará su colección al hemisferio Sur y a pesar de que hayan tardado bastante tiempo en llegar a esta zona del planeta, el grupo ha descartado que este mercado sea más complicado por temas logísticos o de ubicación. De hecho, consideran que el trabajar con más tiendas en temporadas distintas es una ventaja. Esta tendencia de expansión continuará en otros territorios, como en Sudáfrica en las próximas fechas. También, optará para estas nuevas tiendas por su método de renovar toda su oferta de productos dos veces por semana.
“Mi madre fue una de las muchas mujeres que levantaron el imperio Zara. Un imperio no se levanta cuando lleva más de 20 años funcionando sino en sus inicios. Las primeras explotaciones de Amancio Ortega consistían en llevar sacos de patrones de tela al domicilio de personas que, como mi madre, se tiraban más de 16 horas al día sin levantar la cabeza de su propia máquina de coser. A cambio, recibían entre 3-5 ptas. por pieza. Eso sí, tenían que entregar todo el día y a la hora indicada. En casa aparecía el “sastre” como le llamábamos que sería poco menos que un capo de la mafia a día de hoy. Te exigía el saco con las prendas ya confeccionadas y te pagaba la miseria de sueldo.
Y van y le hacen honores al muy desgraciado. No han sido sus dotes de empresario las que le han llevado a donde está sino su falta de escrúpulos. Ojalá algún día gentuza así tenga su merecido…”